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Semana laboral de 4 días: ¿están las empresas preparadas?

Escrito por Óscar Esquivel | 21-10-2025 12:39:24

La idea de trabajar solo cuatro días a la semana, manteniendo los mismos salarios, dejó de ser una utopía para convertirse en parte de la transformación del trabajo a nivel global. En países como Reino Unido, Islandia y Japón, las pruebas piloto han demostrado algo que hasta hace poco parecía impensado: reducir la jornada puede mejorar el bienestar laboral sin afectar la productividad empresarial.

Pero más allá de los resultados, la gran pregunta para Chile es otra: ¿están las empresas preparadas para 4 días de trabajo sin perder eficiencia ni competitividad?

¿Realmente funciona la semana laboral de 4 días? 

En los últimos años, diversos estudios han confirmado algo que hace una década parecía impensado: reducir la jornada laboral no significa producir menos. Por el contrario, adoptar una semana de cuatro días puede traducirse en mayor eficiencia, motivación y bienestar para las personas y las empresas.

Un ejemplo claro proviene del Reino Unido, donde una prueba con 61 compañías demostró resultados contundentes. Tras seis meses, el 92 % decidió mantener el modelo, ya que los empleados reportaron un 71 % menos de agotamiento y una mejora del 65 % en su equilibrio vida-trabajo.

De manera similar, Microsoft Japón puso a prueba la medida y logró un aumento del 40 % en su productividad, además de reducir los costos operativos y el ausentismo.

En un escenario donde la salud mental y el equilibrio entre vida laboral y personal son prioridades, la semana laboral de cuatro días deja de ser una tendencia para consolidarse como una estrategia de gestión clave para el futuro. Más que una moda, representa una evolución hacia formas de trabajo más sostenibles, humanas y alineadas con el bienestar.

Los principales desafíos para las empresas

Aunque los resultados son alentadores, implementar una jornada laboral de 4 días requiere planificación y liderazgo. Las organizaciones deben superar desafíos culturales, operativos y normativos para asegurar su sostenibilidad.

  1. Reestructurar procesos: Reducir un día implica optimizar el sistema de gestión, eliminar reuniones innecesarias y automatizar tareas repetitivas. Así, se preserva la productividad y la continuidad del negocio.
  2. Cambiar la cultura organizacional: En culturas centradas en el “presencialismo”, este cambio exige pasar del control horario a la confianza. Las empresas deben fomentar la autonomía y medir por resultados, no por horas.
  3. Asegurar cobertura operativa: En sectores con atención continua, la flexibilidad laboral es clave. Esquemas por turnos o rotativos permiten mantener los productos y servicios sin afectar la atención.
  4. Cumplir con la normativa vigente: En Chile, la ley 21.561 y la reducción de la jornada ordinaria a 40 horas semanales desde abril de 2024 representan un paso intermedio. Aunque aún no contempla oficialmente las semanas cortas, sienta las bases para avanzar hacia una reducción de la jornada más amplia.
  5. Medir correctamente: La gestión del talento humano debe basarse en indicadores concretos: productividad, satisfacción, ausentismo y feedback. Sin métricas, no hay mejora.

Cómo saber si tu empresa está lista

Antes de adoptar una semana laboral de 4 días, conviene hacer un diagnóstico realista. Algunas señales de preparación son:

  • Equipos con autonomía y objetivos claros.
  • Uso de herramientas digitales para colaboración y trazabilidad.
  • Enfoque en resultados, no en tiempo de conexión.
  • Una cultura empresarial que valora la flexibilidad laboral y el bienestar laboral.

Si la mayoría de estos puntos se cumplen, tu empresa puede estar lista para avanzar hacia un modelo de trabajo más sostenible y atractivo para retener a los mejores talentos.

 

Modelos intermedios

No todas las empresas deben aplicar de inmediato una jornada corta. Existen alternativas graduales que permiten medir impacto sin alterar la operación:

  1. Pilotos progresivos: reducción de un día al mes o alternancia entre equipos.
  2. Turnos rotativos: descanso los viernes o lunes, manteniendo la continuidad.
  3. Menos horas, mismos días: trabajar 35 horas semanales distribuidas en cinco días.
  4. Viernes flexibles: medio día libre según objetivos cumplidos.

Estos modelos favorecen el equilibrio entre la vida personal y laboral y permiten probar sin riesgos.

Ley de 40 horas en Chile el primer paso hacia el cambio

En Chile, la reducción gradual de la jornada laboral a 40 horas reactivó el debate sobre cómo reorganizar el trabajo sin afectar la productividad empresarial ni la satisfacción laboral. Las empresas que ya han implementado este modelo no han visto una baja en su rendimiento; por el contrario, han reportado un mejor clima laboral y un mayor compromiso de sus equipos.

De hecho, un estudio de la Subsecretaría del Trabajo sobre empresas con jornada de 40 Horas reveló que más del 70 % mantuvo o aumentó su productividad tras implementar la medida. Aunque no todas las organizaciones están preparadas, muchas ya avanzan en digitalización, flexibilidad laboral y gestión del talento humano, tres pilares que permiten sostener la eficiencia en jornadas más cortas.

En este escenario, la discusión deja de ser solo legal o económica, se trata de repensar la cultura laboral hacia modelos más sostenibles, donde la tecnología y la gestión de personas trabajen juntas para impulsar el bienestar, la innovación y el futuro del trabajo.

Estrategias para una implementación efectiva

Para que una empresa chilena adopte con éxito este modelo, debe combinar liderazgo, tecnología y planificación. Algunas claves son:

  1. Comenzar con un piloto controlado de 3 a 6 meses.
  2. Definir métricas claras de rendimiento y satisfacción.
  3. Capacitar líderes y equipos para sostener la confianza.
  4. Comunicar avances con transparencia.
  5. Apoyarse en plataformas de gestión del talento humano para seguimiento y trazabilidad.
  6. Evaluar resultados y ajustar procesos de forma iterativa.

Más allá de la jornada: repensar el trabajo

La semana laboral de cuatro días representa una oportunidad para replantear la cultura organizacional y redefinir los modelos de productividad. Más que una tendencia, se perfila como una transformación en la forma de entender el trabajo y el bienestar dentro de las empresas.

En un contexto global marcado por el cambio constante, las organizaciones que apuesten por la flexibilidad laboral, la eficiencia y el bienestar de sus equipos obtendrán una ventaja competitiva sostenible. El futuro del trabajo ya no se medirá por las horas cumplidas, sino por el valor que se genera, los resultados que se alcanzan y el propósito que se comparte.

Reducir la jornada puede ser el primer paso hacia un desarrollo profesional más equilibrado y humano, donde la productividad y el bienestar convivan como ejes de una gestión laboral verdaderamente sostenible y centrada en las personas.